Los chips, o semiconductores, son la columna vertebral de la economía digital. Desde que se desarrolló el transistor MOSFET, en 1960, la evolución de los semiconductores ha marcado la frontera del desarrollo tecnológico: la famosa Ley de Moore sobre el avance exponencial de la tecnología postula justamente que “el número de transistores en un chip de silicio se duplicará cada dos años”.

Los semiconductores son componentes electrónicos fundamentales en una gran cantidad de industrias. Los hay de distinta complejidad y con diferentes funciones —transmisión, procesamiento y almacenamiento de información.

Están presentes en nuestros teléfonos, computadoras y electrodomésticos, así como en servidores, vehículos y maquinaria industrial. Un automóvil contiene entre tres mil y tres mil 500 semiconductores.

La cadena global de los semiconductores tiene una fuerte especialización geográfica. Estados Unidos lidera en las tareas de diseño, investigación y bienes de capital: concentra, por ejemplo, 74% del diseño electrónico automatizado.

En contrapartida, los procesos de manufactura están concentrados en China y el este de Asia, con 71% de la fabricación de obleas de silicio y hasta 81% del ensamble final. Las fábricas más avanzadas están concentradas en Taiwán (92%), donde una misma empresa —TSMC— produce los chips de última generación para los smartphones de Apple y Huawei.

Desde finales de 2020 se ha presentado una escasez mundial de semiconductores, lo que ha provocado recortes de producción y cierres de fábricas en la industria automotriz. Si bien la crisis se produjo fundamentalmente por el aumento en la demanda de dispositivos electrónicos asociada a la pandemia, ha acentuado la percepción de vulnerabilidad frente a posibles interrupciones por conflictos o desastres naturales.

Conforme la competencia geopolítica sustituye a la eficiencia económica como criterio dominante, las potencias están tomando medidas para asegurar el suministro de semiconductores. China tiene la meta de alcanzar la paridad tecnológica en todos los segmentos de la cadena y cubrir el 70% de su demanda interna para 2025.

La Unión Europea se propuso alcanzar el 20% de la producción global de chips en 2030. Estados Unidos pretende destinar 50 mil millones de dólares de su paquete de inversión en infraestructura para incentivar la manufactura de estos dispositivos.

La preocupación por el suministro ha abierto una oportunidad para que los México puedan ampliar su participación en la industria de los semiconductores, más allá de los centros de prueba que hoy existen y  llegar a la manufactura avanzada. Las empresas líderes están buscando reubicar sus plantas y, con los incentivos adecuados, México puede posicionarse como una plataforma confiable. 

La industria de los semiconductores se encuentra en la primera línea de la reconfiguración geopolítica de las cadenas globales de producción. El semiconductor ha simbolizado, por décadas, el avance tecnológico; hoy marca los límites de la globalización.

Fuente: Dineroenimagen.com