Liviano con peso propio Moderno, práctico y ágil, este camioncito coreano ofrece un transporte dinámico para cargas pesadas. Hoy es la alternativa más accesible de su clase.      Es el típico exponente de los camiones livianos destinados al tránsito urbano provenientes de Oriente. El K-2700 sucede a aquel K-2400 que se vendió en chile entre 1992 y 2000, al que se le incrementó la cilindrada y, en consecuencia, su denominación en ese último año, agregándosele también un plus de potencia.

     La última versión mostró un remozamiento notable en detalles de la estética exterior y en la disposición de elementos de su interior. Al modelo probado se le suma una versión con doble cabina y doble tracción y es inminente la llegada de otro, con cabina simple, también con tracción doble. Silencioso y rendidor Este liviano está impulsado por un motor diésel de cuatro cilindros en línea, de arquitectura convencional y admisión aspirada que eroga 83 CV a poco más de 4.000 rpm. Está ubicado en forma transversal sobre el eje delantero, proporcionando tracción al tren posterior a través de una transmisión de cinco velocidades con la cuarta directa y la quinta desmultiplicada 0,87 a 1.

     El desempeño del impulsor es impecable. Su consumo es contenido y muy bajo el nivel de ruido, lo que resulta muy apreciable dado que está ubicado debajo de la cabina; se llega hasta él con sólo levantar los asientos destinados a los dos acompañantes. Así, quedan al alcance del conductor —sin moverse de su butaca— tareas como la medición del nivel de aceite o el control del estado de la correa, por ejemplo. Para el testeo o agregado de líquido refrigerante del motor, fluido de frenos o depósito del lava parabrisas, el acceso se logra levantando el pequeño capó vertical en la parte superior del frente.

     En pos de la practicidad El vehículo se configura con caja con laterales de 25 centímetros de altura en sus dos costados y parte trasera, los que se abren en menos de un minuto para dejar la plataforma de carga de 2,81 x 1,63 m (4,6 m2) totalmente plana en menos de un minuto; los laterales quedan firmemente sujetos por un práctico sistema de anclajes. Colaboran para la sujeción de la carga una generosa cantidad de ganchos.

     La luneta está protegida por un enrejado y la caja de carga presenta, en su parte anterior, un arco de defensa de sección cuadrada que copia la forma de la cabina, separada unos centímetros de ésta. Ademas, tiene pinta La carrocería es de formas redondeadas, muy modernas y presuntamente aerodinámicas, como para contribuir al bajo consumo. En su frente, muy limpio con la entrada de aire hacia el motor en la base del paragolpes, se destacan los faros trapezoidales, —ubicados verticalmente—, construidos en policarbonato.       Las ruedas traseras son duales, muy pequeñas (12 pulgadas, contra las 14 del tren delantero) lo que permite que la plataforma de carga se ubique más cerca del suelo con innegables ventajas en las tareas de carga y descarga. Y que se puede cargar más que en los vehículos de porte similar.

     Lo primero que se nota al abordar al K-2700 es la maniobra complicada que hay que efectuar para subir, ya que si bien tiene agarraderas en los parantes y un estribo de cada lado, estos están ubicados muy adelante. Ya sentado frente al volante se comprueba que la posición de manejo es inobjetable, cosa que corroboraríamos luego, tras un recorrido de un par de horas. Casi parecería estar en un auto de nueva generación que tienen la butaca a gran altura; el volante, de buen grip, no ofrece la posibilidad de regularse.

     La ubicación del aro está dispuesta de modo horizontal, algo propio de los vehículos frontales, aunque no de forma exagerada. Los asientos son cómodos: el del conductor es individual y los dos restantes tienen un asiento común, con cinturones de seguridad inerciales y de tres puntos para las plazas de las ventanillas y fijo y sólo abdominal el de la plaza central.

     Las puertas se notan robustas, pero debido a la estanqueidad del habitáculo, hay que tratarlas con fuerza para cerrarlas. Frente al conductor, el tablero de instrumentos es completo, amplio y de agradable y moderno diseño, apreciándose claramente las indicaciones del velocímetro y del cuentavueltas.Las perillas son de buen tacto y precisas.

     Hay mucho plástico, como es lógico en un vehículo de este tipo, pero la terminación es muy buena. Equipamiento La unidad probada no contaba con aire acondicionado, que es uno de los pocos opcionales.

     La guantera es muy grande y cómoda, con dos pequeños compartimientos en la tapa, que quedan verticales al abrirla. Hay varios portaobjetos y portamapas. Pero el que se lleva las palmas es el muy práctico portavasos y la mesita con portapapeles (broche incluido) entre medio de ambos asientos.Atrás de los respaldos no queda mucho lugar, pero sí el suficiente para poner los abrigos, portafolios o pequeños paquetes. Al equipo de audio —de sonido satisfactorio— le falta reproductor de CD.

     En el equipamiento se incluye testigo sonoro de puertas abiertas (también lumínico) y de olvido de luces encendidas y llave puesta.

     La visibilidad es buena debido al amplio parabrisas y al típico corte de las ventanillas, prolongado hacia abajo en la parte delantera. Hacia atrás colaboran los retrovisores bipartidos de dos tipos de convección, uno apuntando al tránsito y el menor, de una angosta franja, hacia el piso, para facilitar el estacionamiento. La regulación de los espejos no es eléctrico, cosa que sería recomendable en el caso del ubicado a la derecha. Mejor cargarla…

     En marcha se comprueba la gran maniobrabilidad, característica de los vehículos de conducción frontal, en este caso apoyada por un entreejes de apenas 2,6 metros, la dirección asistida y un excelente diámetro de giro de 9,86 metros. Tanto la selectora de cambios como el embrague mostraron un funcionamiento suave, cosa ideal para el que está toda una jornada manejando. El pequeño diámetro del rodado posterior acrecienta la buena aceleración, con una relación de caja que resulta algo corta en los cambios bajos, pero que es necesaria para cuando el vehículo está a plena carga: las casi dos toneladas largas que admite, las lleva sin quejarse.

     Lo que sí se aprecia cuando está vacía es que, por la dureza de la suspensión trasera, el rebote es excesivo y la marcha muy poco confortable. Si se aplica al K-2700 a la carga de mercaderías de relativo bajo peso, lo más conveniente sería lastrarla con 200/300 kg. En ruta comprobamos que la tenida es más que aceptable para un vehículo que crucerea a unos 110 km/h, aunque en la prueba de velocidad máxima registramos 133 km/hora con una indicación en el velocímetro de 140. Saldo positivo El rival directo de este exponente de la industria coreana es el Hyundai H110 Truck, con una estética bastante similar y un motor de parecidas características, aunque menor capacidad de carga (1.000 kg) y tren trasero de ruedas simples.